Mis queridas lectoras, os comparto una bonita conversación que tuve con Compromiso y Cultra:

«Había una vez, una pequeña cuentista que se hizo mayor, estudió, encontró un trabajo con el que pagar facturas, formó una bonita familia en la que se volcó y se olvidó por completo de su niña interior. Lo que no sabía era, que esa niña era rebelde y cabezona por naturaleza y que iba a aprovechar el momento adecuado para salir a la luz. Esa madre trabajadora, ocupada a jornada completa, recordaba de vez en cuando ese sueño de niña, pero no encontraba nunca tiempo para ir a por él…

Y de pronto, la vida se paró, frenó en seco. Ya no había obligaciones, ni actividades, ni excusas. Había tiempo para perderlo o aprovecharlo. Y es aquí cuando la niña interior vio su oportunidad. Primero un susurro, después un grito «espabila», y espabiló. La vida te da regalos si sabes buscarlos, pone en tu camino a personas maravillosas si sabes escuchar. Ella lo hizo, aprovechó estos regalos y comenzó a cumplir sueños. Aprendió a que la escritura puede liberar hasta tal punto, que fue capaz de escribir su futuro con los ojos cerrados e ir a por él. Porque era real, estaba
ahí, esperando a que, de una vez, se decidiera a ir a por él.

 

Su primer proyecto fue Locuela Manuela, como no, un cuento. Manuela crecía feliz en las páginas de un cuaderno hecho a su medida, pero terminó el encierro y cuando se pudo salir de nuevo a las calles, a la vida, Manuela tuvo miedo y no quiso salir.»


 

Si quieres conocer el resto de la historia, puedes hacerlo aquí: Sonia Bel, una historia…