¿Te imaginas que te levantas un día y tienes 86.400€ en tu cuenta? No estaban ahí ayer, no es un error del banco y tu vista no te está jugando una mala pasada. Hay una maga de los deseos que te los ha regalado. Vamos, como el genio de la lámpara, pero con el deseo ya concedido.

¿Dónde está el truco? No hay, es real, son tuyos. La única condición que pone la hechicera, es que los gastes antes de que finalice el día, pues los que no hayas gastado los perderás para siempre.

3, 2, 1, ¡ya!

Te levantas, llamas a tu trabajo con voz de ultratumba y les dices que estás muy enferma y que este día no vas a poder ir.

Tras una ducha rápida, abres el cajón de las bragas y decides que la primera parada será una lencería. Te pones el chándal y vas a la calle.

Desayuno en una terracita cuqui: café, zumo, tostadas, croissant, huevos revueltos y un digestivo para finalizar. Tras adquirir ropa interior sexy (que no tienes muy claro cuando la vas a usar, pero de esto podemos hablar en otro momento) un masaje relajante y compras en las mejores boutiques. ¡Tu tarjeta no tiene fin!

Cuando el hambre hace rugir las tripas, la vida de la derrochadora es agotadora, decides darte un homenaje en el restaurante de moda, el que tiene portero y te cobran hasta por darte las buenas tardes (recuerda pasar por casa, prescindir del chándal y estrenar outfit).

La tarde la pasas entre agencias de viajes, librerías, joyerías y el súper, porque acabas de recordar que tu nevera está un poco despejada y la comida del restaurante era carísima, pero más bien escasa.

Llega la noche y te vas para casa. Rendida en el sofá entre una veintena de bolsas de diferentes marcas, te das cuenta de que no has gastado ni un tercio del dinero… ¡Y al día siguiente lo mismo!

En una semana te has comprado un casoplón en primera línea de playa en Ibiza, un chalet en Baqueira Beret y un caballo Pura Sangre Española al que has llamado Manolo, ¿hay un nombre más español?

Se te empiezan a terminar las ideas y te agobia que llegue el momento de no saber cómo gastar el dinero. ¿Imaginas que el regalo de la maga se convirtiera en una maldición?

Volvamos a la realidad. ¿Y si te digo que cada día puedes gastar esa cantidad? Que hay una parte verídica en esta historia, que disponemos de esa cantidad cada mañana al despertar.

Está claro que no son euros, son segundos.

Cada día dispones de 86.400 segundos para hacer con ellos lo que quieras. Puedes administrarlos, vivirlos con intensidad o incluso perderlos. Haz lo que el cuerpo te pida, pero recuerda que los que no aproveches los pierdes al final del día y ya no vuelves a recuperarlos.

¿Vas a desperdiciar el regalo?